domingo, 23 de marzo de 2008

Cine Santo: ardillitas y princesitas.

Otro fin de semana cinematográfico aquí en Vallenar City. Supongo que la cartelera iba ad hoc con la fecha, aunque no veo qué tenga que ver la Semana Santa con el cine infantil, pero bueno, ya se sabe que todo, hasta lo más freak (y no digo que Semana Santa sea precisamente eso), es aprovechado por el oportunismo mediático y comercial de estos tiempos. Claro que, mirándolo bien, con aproximadamente diez (10) personas asistentes al cine este domingo, que fue el día alegido por mí, eso del "aprovechamiento mediático y comercial" puede ser una exageración.

Bueno, al punto. La primera película: Alvin y las ardillas, un curioso remake, o algo por el estilo, de estos famosos personajes animados de los años 60. Aunque la palabra "remake" no venga mucho al caso aquí, supongo. Los que no llevaron a sus niños al cine esta fin de semana se perdieron en serio una película entretenida. Además, Jason Lee, el actor, está muy simpático en el peronaje de David Seville. A este actor, cuyo nombre acabo de buscar en la red, yo lo ubicaba de películas algo más "densas" como La dos caras del amor y Dogma de Kevin Smith, donde trabaja con Ben Affleck (geniales películas), y otras por el estilo. De Kevin Smith a Alvin y las ardillas es casi una mutación, no me van a decir que no. Los que se han dado el trabajo de ver películas de esa línea, sabrán de qué hablo. Pero conociendo a Jason Lee, tal vez tenga que ver con eso de genio loco que siempre ha reflejado, al menos en sus personajes, y en una de esas tuvo un arranque romántico de niñez, quién sabe, y aceptó el papel (o está cesante). De todas formas es una película muy bien llevada y graciosa, tampoco hay que exagerar. Las ardillas y el dueño son personajes muy simpáticos y llenan definitivamente la película, no como en Garfield que ninguno de los dos personajes le hace el peso a ninguno de los dos personajes (qué gastadero de plata). La pasé bien y creo que si estoy desganado un día, demás que puedo ponerla de nuevo (en versión DVD pirata, claro) para verla y entretenerme otro rato. Ah, eso sí, les advierto que lo que dicen las ardillas se entiende re poco a veces, con esas vocecitas y el sistema de sonido del cine, y eso que ahora sí que se escuchaba bastante bien.

Sobre la otra película: Encantada, la historia es un poco distinta. Aparte de que la empresa Walt Disney ya se pasa de hostigosa con ese afán de revivir (en versión parodia, que ellos confunden con "moderno") estos estereotipados personajes que les dieron resultado hace más de medio siglo, y con los que pretenden mantener su "línea clásica" a como dé lugar, uno tiene que ver actores bastante pasables prestándose para esta clase de obsesión waltdinesca y derrochando encantadora simpatía en una película que tiene momentos muy graciosos con el tema de la parodia y el sarcasmo sobre los cuentos de hadas (secuela purulenta heredada de Shreck que vamos a tener que soportar quizás por una década, si no más, así como van las cosas). Lo mejor de la película, Patrick Dempsey y su personaje (el nombre también lo busqué en internet), muy creíble y encantador, además de los buenos momentos de parodia, en que uno se echa sus buenas risitas: la princesa que canta hasta cuando le pica un dedo, el príncipe autorreferente (sacado de Shreck, sin duda) y la ardilla que se pega sus buenas actuaciones haciendo mímica y sin poder emitir una sola palabra, pobrecita.

Creo que era un buen panorama para los niños. Lástima que la gente de esta ciudad prefiera los DVD, o ir al Cine Mark a La Serena porque es más chick y, admitámoslo, de mucho mejor calidad que un "semi-cine" (ya nadie está muy seguro de lo que es: cine, centro cultural, teatro, sala festivalera, porque le hace a todo). Pero, si me dan a elegir, me quedo con Alvin y las ardillas y sólo algunos buenos momentos de Encantada. Claro que estoy cerca de los cuarenta, y qué va a saber un viejo de cine infantil a estas alturas, sería el colmo. Los grandes igual nos reímos harto, además se perdieron ver una buena proyección y un sonido bastante aceptable. Sin letreritos molestos esta vez, como en la anterior. ¡Milagro, milagro!

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